miércoles, 9 de marzo de 2011

puente a ningún lado


terminó el fin de semana largo. y todos volvieron al trabajo. menos yo, que no tengo. bueno, mi trabajo es buscar trabajo. y cuidar a rosario por la mañana, para llevarla al colegio al mediodía. después, me libero. y me pongo a trabajar. pero hoy cambié la oficina de siempre. la full de josé ingenieros y libertador estuvo andando mal estos días. hubo varias veces que caí ahí y me echaron: no había wi fi. y sin wi fi no puedo trabajar. y entonces hoy agarré el auto y me fui. hice 90 kilómetros. y terminé en zárate, una ciudad que necesita algo que la identifique como tal. un centro choto y un río desaprovechado me indicaron que no era un lugar para estar. estaciones de servicio cerradas e ypfs sin full en su interior. entonces, ya que estamos en el pos carnaval, me acordé de la vez que fuimos a gualeguaychú y que paramos antes de cruzar el puente hacia entre ríos. me acuerdo, también, que ése fue el high point del fin de semana, cuando compramos cerveza (antes se podía comprar cerveza en una estación de servicio; yo no manejaba, aclaro) y una de las chicas que atendía me regaló un destapador. el fin de semana que vino después fue una mierda: creo que existen pocas cosas más aburridas que el carnaval de gualeguaychú. triste también el lugar donde paramos y peor aún ñandubaizal, la playa a la que fuimos después. volvimos de capa caída.

pero bueno, recordaba a esta full un poco más alegre, quizás por eso de la chica amable y de sonrisa que me pareció increíble.

acá no hay oficinistas, sino gente de paso. hay un grupo de cuatro sordas o mudas o sordomudas. todo son gestos entre ellas. son grandes. cuatro cafés y se fueron. está la clásica pareja de auto 3 puertas, tipo corsa o ka. él, con bermudas y musculosa, ojotas y anteojos negros en la frente; pelo cortado al ras y cara de hago bs.as.-destino x en cuatro horas. aunque pare a comer a alimentarla a ella, contenta con su papel de consorte, rubia y pantalón cortito, con sandalias de taco alto y un termo que ella tendrá que llenar para que él tome mate. bajan con un manojo de llaves grandes donde, además de las llaves del auto, guardan la de las cuatro puertas de la casa del padre (reja, candado, cerradura tradicional y cerradura high tech), más las llaves del portón de la casa de ella. no hablan; ella come de a gajos una ciabatta de jamón y queso; él zampa una hamburguesa sola a desgano y en cuanto termina la coca, quiere seguir. ella le pide que paren. pero no, que tienen que llegar antes de no sé qué hora. y gana él y ella lo sigue y los veo desde mi lugar: él acomoda, nervioso, su corsa negro polarizado mientras ella llena el termo y le manda un beso. y se van, tirando piedritas. el lugar se completa con una familia que está, también, de paso.

noto poco movimiento. no me quiero imaginar lo que habrá sido ayer. y noto, también, que yo soy esto. soy una full usada y pasada por arriba. soy lo que quedó. y vengo y no hay nada. sin movimiento. con poca vida.

jueves, 3 de marzo de 2011

falté


hoy decidí faltar a la oficina. mandé parte de enfermo. espero que en la full de libertador y josé ingenieros me extrañen. aunque igual, los muy desalmados, dejan que cualquiera se siente en mi lugar.

pero bueno, falté. en verdad, no tenía tiempo para ir. las mañanas las tengo ocupadas con mi papel de padre; y ahora debo ir a hablar con la persona a la que le pago para me que escuche hablar. me esperan 45 minutos. para eso me vine al centro. dejé el auto en lisandro de la torre. toda una decisión. ¿hasta dónde llegar con el auto y valerse del transporte público para ahorrarse unos buenos mangos? antes, llegaba hasta tagle y libertador y sus alrededores; pero es para ir bien temprano, no al mediodía. lo mismo pasa con la isla: no se puede llegar pasadas las 10: no encontrás un lugar ni en pedo.

lo iba a dejar a la altura del tupper del décimo piso de la calle ugarte. pero de sólo pensar que tenía que volver hasta ahí para buscarlo, me deprimió. y como sé que a las 16.30 quizás salga en modo bajón de ver a la persona a la que le pago para que me escuche, pensé que serían dos restas terribles para mi atribulado espíritu.

para matizar la espera hasta que sea la hora de mi cita, estoy en café martínez de cerrito, casi arenales. no me gustan los cafés martínez. me parecen malos (los cafés no son gran cosa en café martínez) y caros. entonces tomo una coca cola. pero algo bueno tienen: buen wi fi. un cuadro me recuerda sus valores. que son bastante discutibles. pero no estoy con ánimos de pelear. esa etapa mía ya pasó.

hoy sería un excelente día para ganar la ruta y desaparecer por unas buenas horas. quizás lo aplique mañana. debo ir a un lugar no muy lejos, digamos que, como máximo, 150 kms. lugar que tenga una ypf, con full y con wi fi. ¿a dónde podría ir?

falté

hoy decidí faltar a la oficina. mandé parte de enfermo. espero que en la full de libertador y josé ingenieros me extrañen. aunque igual, los muy desalmados, dejan que cualquiera se siente en mi lugar.

pero bueno, falté. en verdad, no tenía tiempo para ir. las mañanas las tengo ocupadas con mi papel de padre; y ahora debo ir a hablar con la persona a la que le pago para me que escuche hablar. me esperan 45 minutos. para eso me vine al centro. dejé el auto en lisandro de la torre. toda una decisión. ¿hasta dónde llegar con el auto y valerse del transporte público para ahorrarse unos buenos mangos? antes, llegaba hasta tagle y libertador y sus alrededores; pero es para ir bien temprano, no al mediodía. lo mismo pasa con la isla: no se puede llegar pasadas las 10: no encontrás un lugar ni en pedo.

lo iba a dejar a la altura del tupper del décimo piso de la calle ugarte. pero de sólo pensar que tenía que volver hasta ahí para buscarlo, me deprimió. y como sé que a las 16.30 quizás salga en modo bajón de ver a la persona a la que le pago para que me escuche, pensé que serían dos restas terribles para mi atribulado espíritu.

miércoles, 2 de marzo de 2011

desde el tigre


estoy en la oficina del tigre. al lado del río. las luces se reflejan en el agua. las lanchas colectivas siguen pasando. algunos taxi lanchas también. la noche es cálida. y estaría bueno que acá sirvieran una cerveza. creo que una heineken en la terraza de la full sería un golazo. pero no se vende cerveza acá. una pena.

(sí, dejé las mayúsculas; me da fiaca ponerlas.)

estuve perdido mucho los últimos días. dando vueltas sin llegar a ningún lado. nada me conforma. nada me convence. no tengo nada en este momento. sólo una computadora.

quizás es porque tuve que acomodarme. mi bunker de la avenida libertador y josé ingenieros, últimamente, está muy lleno. hay varios que tienen el tupé de ocupar mi escritorio. también hay una gran afluencia de padres con hijos. están las madres que almuerzan con los chicos en el recreo largo del mediodía; otros, padres divorciados, vienen a quemar las horas hasta devolverlos a la noche (¿caeré en lo mismo?).

pero pasé ahí muchas horas. hasta que hoy, a las cuatro de la tarde, se cortó el wi fi. y eso no se puede. entonces me vine para acá. que también estaba muy ocupada, pero al rato se fue vaciando. al acercarse la noche, volaron los turistas. y quedaron los locales. y yo, que soy sólo un trabajador de esta oficina. y que, una vez más, estoy reprimiendo mis ganas de ir al casino a perder plata. no iré. no pienso ir.