
estoy en la oficina del tigre. al lado del río. las luces se reflejan en el agua. las lanchas colectivas siguen pasando. algunos taxi lanchas también. la noche es cálida. y estaría bueno que acá sirvieran una cerveza. creo que una heineken en la terraza de la full sería un golazo. pero no se vende cerveza acá. una pena.
(sí, dejé las mayúsculas; me da fiaca ponerlas.)
estuve perdido mucho los últimos días. dando vueltas sin llegar a ningún lado. nada me conforma. nada me convence. no tengo nada en este momento. sólo una computadora.
quizás es porque tuve que acomodarme. mi bunker de la avenida libertador y josé ingenieros, últimamente, está muy lleno. hay varios que tienen el tupé de ocupar mi escritorio. también hay una gran afluencia de padres con hijos. están las madres que almuerzan con los chicos en el recreo largo del mediodía; otros, padres divorciados, vienen a quemar las horas hasta devolverlos a la noche (¿caeré en lo mismo?).
pero pasé ahí muchas horas. hasta que hoy, a las cuatro de la tarde, se cortó el wi fi. y eso no se puede. entonces me vine para acá. que también estaba muy ocupada, pero al rato se fue vaciando. al acercarse la noche, volaron los turistas. y quedaron los locales. y yo, que soy sólo un trabajador de esta oficina. y que, una vez más, estoy reprimiendo mis ganas de ir al casino a perder plata. no iré. no pienso ir.
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