domingo, 6 de febrero de 2011

domingo

¿De qué sirve tomar apuntes de una fotocopia toda resaltada con rosa? Eso es lo que le quiero preguntar al pibe que está a dos metros, estudiando. Una chica dijo, como hace siete años, "en el único lugar del mundo en que me siento capaz de estudiar es en la YPF de La Lucila". Veo que la idea permanece reencarnada en otros seres humanos. Este tiene anteojos de bochito, una remera con referencias acuáticas, unas bermudas cuadriculadas y unas crocs. E intercala los resúmenes con los mensajitos de texto. Para mantenerse activo, un Red Bull. Época de finales, qué garrón.

No estoy sentado en mi lugar. Me lo quitó una mina. Ella se vino a trabajar en serio. Se pidió un café doble. Se compró una fanta de litro y medio (ya lleva tomada más de la mitad) y está con carpetas y su laptop desparramadas sobre mi mesa. A su lado, una valija. Está muy concentrada.

Voy contando al menos seis familias que entraron e hicieron el consabido pit stop acá. Ninguna se quedó. Todas juntan las cocas y las aguas minerales y los bizcochos Don Satur y unas papas fritas y quizás también sandwiches y se meten de nuevo en sus autos, a continuar con su vuelta. A acelerar las horas de este domingo que se consume de a poco. Y hay dos chicas lindas que hicieron las compras por el novio.

Es decir, nada cambia. Al menos, desde hace siete años.

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