viernes, 11 de febrero de 2011

aniversario

Volvió mi compañero de oficina. Y volví yo. Volvimos. Estuvimos compartiendo un rato las instalaciones de la Full. Nos turnamos el diario. Y hasta cruzamos miradas. Y después del diario, sus ojos se detuvieron en C5N y tomó su café y esta vez no durmió. Y ahora se fue.

Me dejó solo por un rato. Yo, la radio del traste que ponen acá, los empleados de la Full y nadie más. Durante ese tiempo de soledad me concentré en un laburo que estoy haciendo. E intercambié mails con el grupo de autoayuda que tengo.

Mi status de desempleado cumple mañana dos meses. Dos meses desde que la directora de cuentas me llamó y me dijo, palabras más, palabras menos: che, sorry, pero sabés que el cuadro de la empresa empeoró desde septiembre. Y te vamos a tener que despedir. Ella no tuvo la culpa. Lo sé. Era el más barato para liquidar el sueldo. Trabajaba desde hace tres años ahí; los demás me doblaban en antigüedad.

Hace dos meses, entonces, que estoy boyando. Haciendo un par de cosas free lance. Y trabajando desde acá, desde mi oficina. Que a veces es ambulante y me llevó a recorrer el extrarradio del GBA y un poco más allá. Dos meses en los que todos los días pienso de qué forma revertir la situación. En los que, a veces, anulo por un rato esa sensación de incertidumbre y me sumerjo en un blog, en este blog, y en otros y canalizo la angustia a través de botellas de agua mineral y cigarrillos. A veces no tengo muchas ganas de salir de la cama, pero me obligo a trasladarme, lo que me obliga a bañarme (afeitarme es una materia pendiente).

Dos meses en los que tuve varias entrevistas de trabajo, de las concretas y de las que "bueno, vamos a ver, y si surge algo, te aviso". Dos meses en los que me preocupo por una vieja cuenta que tenía y contacto a gente de entonces y de ahora para ver cómo sigue. Obse, podrían llamarme. Y sí, me alegra saber, por otra parte, que mi laburo de antes continúa rindiendo frutos, por más que no participe de la cosecha. Satisfacción personal.

Pero bueno, dos meses en los que tuve que estoy aprendiendo a no hacer nada por largos ratos, a moderar mi gastos (sí, seguro) y a intercalarlos mis tiempos con las visitas a mis hijos y pensar qué hacer con ellos.

En fin, sesenta días de vacaciones no planeadas y para nada deseadas. Sesenta días que espero que terminen pronto para así abandonar la Full con wi fi y música funcional y amabilidad extrema, pero que en el fondo es una mentira que me está partiendo la cabeza.

No quiero terminar como mi compañero de banco.

3 comentarios:

Bela dijo...

De seguro no vas a terminar como tu compañero. El año esta solo empezando y muchas cosas van pasar. Tenes una oficina movil te da la posibilidad de trabajar por acá también. No importa lo que pase, todo va salir bien ok?

calixto dijo...

gracias, bela!

Frank Pentangeli dijo...

Ojalá que la espera tu dure poco, mucho menos de lo que esperás, calixto.

Saludos,
frank